martes, 4 de agosto de 2015

LA COYUNTURA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE LA CRISIS DE 2001 (SERIE) (2da. parte)


Nunca un gobierno argentino se desgastó tanto en tan solo dos años de gestión como el de Fernando de la Rúa. Al momento de renunciar a su cargo de presidente de la Nación Argentina, la imagen positiva de de la Rúa era sólo 4%[1]. De esta manera, en la Argentina se verificó una tendencia que indicaba que en los países que habían aplicado políticas neoliberales emergentes del Consenso de Washington[2], e incurrido en crisis financieras, ya al borde de la cesación de pagos, era casi inevitable la caída del gobierno (Ecuador, Indonesia, Malasia, etcétera) ante la imposibilidad de manejar sus consecuencias[3]. Todo esto se debe a que la ideología dominante en los noventa se ha orientado desde los países desarrollados hacia los países emergentes, como reflejo de la expansión de la globalización de los mercados, la expansión del capitalismo financiero (En el “todo vale de los noventa” -frase de Stiglitz-[4]). Si bien Gervasoni presenta una hipótesis y un modelo teórico, su trabajo se centra en colapsos financieros de países en vías de desarrollo-de distintos perfiles que los que coinciden con caídas de gobierno, como el caso del gobierno de la Alianza-, haciendo énfasis y exponiendo que las “crisis financieras”, son eventos frecuentes en el mundo. Gervasoni ejemplifica haciendo foco en el periodo (1997-2001),  señalando una diversidad de países: del sudeste asiático, latinoamericanos y europeos, euro-asiático (Tailandia, México, Rusia, Corea del Sur, Brasil y Turquía). Sin embargo, podemos distinguir que no en todos los casos mencionados sucedieron los mismos incidentes, ni tuvieron las mismas consecuencias políticas: por ejemplo aunque todas las monedas mencionadas fueron depreciadas, solo en Rusia se produce un default de la deuda, y no necesariamente en estos países caen los gobiernos, que por otra parte poseen distintos sistemas políticos.
Podemos mencionar de paso, que el desgaste del ex presidente De la Rua, que también afectó a buena parte de la dirigencia política del país, tuvo su primera expresión en el bajo nivel de voto positivo de las inmediatamente posteriores elecciones legislativas del 14 de octubre de 2001 (CARTECO Noviembre de 2001), donde casi 40% del padrón optó por anular su sufragio o votar en blanco. El caos político en que cayó el gobierno no sólo se manifestó en la violencia de los saqueos y en la presencia masiva de gente en las calles, desafiando el estado de sitio y mostrando una desobediencia civil inédita [Aquí tendríamos, por lo tanto, la formación de una frontera interna, de una dicotomizacion del espectro político local a través del surgimiento de una cadena equivalencial de demandas insatisfechas… Las peticiones se van convirtiendo en reclamos…A la pluralidad de demandas que, a través de su articulación equivalencial, constituyen una subjetividad social más amplia, denominaremos demandas populares, comienzan así a construir al “pueblo” como actor histórico potencial. Aquí tenemos en estado embrionario, una configuración populista[5]] la resistencia de las Fuerzas Armadas a distribuir alimentos entre los sectores más pobres de la población (que habría sido solicitada por el Presidente) y, fundamentalmente, en la falta de políticas para atender la emergencia, que luego de las varias sucesiones provisionales[6]-en el marco del sistema presidencialista de los países latinoamericanos[ Como comentario general, se puede señalar que de los 18 regimenes presidenciales latinoamericanos que califican como democracias o semi democracias 8, es decir 44%, experimentaron renuncias o destituciones de presidentes][7]-, pudieron ser implementadas por Eduardo Duhalde, a partir de su designación por parte del Poder Legislativo. [ …la vorágine en que se sumergió el país desde 2001 por lo menos hasta mayo de 2002…corralito, resistencia social, estado de sitio, estallido social generalizado, sucesión de autoridades, cesación de pagos, devaluación, depresión continuada, inflación y sobretodo, indignación y perplejidad generalizada[8]].




[2] El Consenso de Washington incluye estos 10 puntos: 1. Disciplina presupuestaria de los gobiernos. 2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud 3. Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos moderados. 4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al mercado. 5. Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado. 6. Comercio libre entre naciones. 7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 8. Privatización de empresas públicas. 9. Desregulación de los mercados. 10. Seguridad de los derechos de propiedad.
[3] Gervasoni, Carlos, “Crisis política y crisis financiera en el Gobierno de la Alianza en la Argentina (1999-2001), UCA/UTDT, UCEMA, Visiting Resource Professor at LLILAS/UT-Austin, October 2002. (Gervasoni tiene como objeto plantear hipótesis y presentar evidencia empírica preliminar sobre el impacto de factores políticos en la génesis de las crisis financieras en los países en desarrollo)
[4] Stiglitz Joseph E., “Los felices noventa, la semilla de la destrucción”, Capitulo 6, Pág. 183, Ed. Taurus, Buenos Aires, 2003
[5] Laclau, Ernesto, “La razón populista”, capitulo 4, “El pueblo y la producción discursiva del vacío”, algunos atisbos ontológicos. Fondo de Cultura Económica, México, 1996
[6] Hopenhayn, Benjamin y Barrios Alejandro, “Las malas herencias”, Capitulo 4, Pág.135, Fondo de Cultura Económica, Noviembre, 2002, Buenos Aires [Luego de la profunda crisis institucional de fines de año 2001 y de la renuncia del ex presidente De la Rua, el Congreso Nacional decidió por mayoría, para completar el periodo inconcluso, los sucesivos recambios presidenciales: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Caamaño y finalmente (¿) Eduardo Duhalde]
[7] Mustapic, Ana María, “America Latina, las renuncias presidenciales y el papel del Congreso”, en Política, Vol.47, Pág.59, Universidad de Chile, Santiago de Chile (2006)
[8] Hopenhayn, Benjamin y Barrios Alejandro, “Las malas herencias”, Capitulo 4, Pág.121, Fondo de Cultura Económica, Noviembre, 2002, Buenos Aires

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