viernes, 3 de enero de 2014

El proyecto Nac&Pop

Detrás de cada una de las intervenciones de Capitanich y el gabinete de ministros, hay una razón de ser, es mantener y ampliar el proyecto (Nacional y Popular). Es cierto que de acuerdo a la teoría económica, la situación macroeconómica estaba plagada de inconsistencias. Pero es cierto también, que los diferentes enfoques de política económica, no consisten en la “aparente” discusión de la inconsistencia de los Fundamentals macroeconómicos, sino que siempre apuntan al resultado de una disputa política. Los antagonismos sociales no son relaciones objetivas, sino el límite de toda objetividad. La sociedad no es el equilibrio macroeconómico, no es nunca un orden objetivo, por eso en este proceso se construye “paso a paso”, en derredor de una imposibilidad final. Retomar la iniciativa política significa hacer la política económica nuevamente “masticable”. La Argentina no está frente a un “Rodrigazo”, ni “abanicando a un muerto”, ni en “híper inflación”. El deterioro de ciertas variables macroeconómicas no conforma ni lejanamente la dimensión de los desastres que se registraron en 1988/89 ó 2000/2001. En este contexto, es escasísima la posibilidad de una crisis en 2014, salvo que explote el mundo desarrollado o surjan torpezas para manejar los actuales problemas, las cosas están bajo control. Entonces, los eventuales inconvenientes como una aceleración de la tasa de inflación y/o de la brecha cambiaria, no deberían llevarnos a un deterioro de las expectativas de los agentes, ni a una reducción del gasto agregado ni del nivel de actividad.
Desde que Cristina Fernández de Kirchner cambió el gabinete, el gobierno se abocó a frenar la hemorragia de divisas y preparar el terreno para un nuevo acuerdo de precios que comienza el próximo lunes. Se demoro demasiado tiempo, para mi gusto. Los supermercados aumentan los precios todos los días, en las grandes superficies, 30 días son 30 años.
La caída de reservas que se había intensificado desde Septiembre, recién en la segunda quincena comenzó a controlarse. Entre el 1º de Septiembre y el 6 de Diciembre, el BCRA acumuló una disminución de u$s 6.200 millones; y se vio obligado a vender u$s 5.600 millones en el mercado oficial de cambios para abastecer el exceso de demanda. Pero el torbellino se calmó en la segunda semana de Diciembre, cuando el BCRA recuperó u$s 42 millones de reservas, gracias al ingreso de u$s 157 millones de las cerealeras, después de haber perdido u$s 322 millones en la primera semana de Diciembre y u$s 720 millones de promedio semanal, en las tres semanas previas. La venta de divisas disminuyó a u$s 200 millones en la segunda semana de Diciembre, cuando en las cuatro semanas anteriores había promediado u$s 525 millones semanales, hasta donde se, aun en la tercera semana de Diciembre el BCRA siguió comprando divisas.
Por predominio de las convicciones no existe voluntad política de corregir “de un saque” el tema del sector externo, tal cual lo haría un economista neoliberal. Esa metodología requiere eliminar el cepo cambiario y dejar flotar la moneda en el marco de un plan económico de estabilización, es por eso que el gobierno volvió a apelar al “paso a paso”, con medidas parciales –a veces con marchas y contramarchas- para aumentar la oferta de divisas y otras para frenar la demanda. “Paso a paso” que, si bien tienen efectos colaterales negativos y obligan a aplicar nuevos “paso a paso”, suelen dar resultado en el corto plazo. Es muy probable que disminuya el ritmo de caída del stock de reservas. El gobierno incluso, podría mantener estable el stock de reservas en torno de los u$s 30.000 millones, hasta alcanzar la mayor oferta de divisas por la cosecha de soja y maíz.

Decir que el gobierno-en economía-prefiere el camino del populismo a “lo que hacen los países supuestamente serios”, es una manera absurda de presentar un argumento; pues sugiere que el gobierno tiene dos opciones entre las que debería elegir.

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