martes, 15 de junio de 2010

Economia, deuda y desempleo

El temor al desempleo mina cualquier análisis en el país adjudicatario de cuanta deslocalizaciones industriales se han producido en 30 años. Una amenaza, o incluso un simple riesgo de desaceleración de la actividad económica basta para colocar a la defensiva al comité central del partido comunista chino. China dio una señal categórica con el anunció que va a impulsar la inversión pública, cuando hasta el presente venía aplicando medidas de sesgo restrictivo con el fin de frenar la expansión del crédito, contener su propia burbuja inmobiliaria-que se esta pinchando sola-y reducir las presiones inflacionarias. Existe preocupación por el impacto que la crisis europea pudiera tener a escala mundial y sobre todo, para la economía china. Cayó la probabilidad de que se produzca una suba de la tasa de interés de referencia antes del tercer trimestre de 2010 y ya no se habla de una "necesaria reevaluación del Yuan", como se descontaba, podía ocurrir. Recuerdo un programa del 16 de Abril (Tiempo Economico)-menos de 2 meses-, donde un reconocido ex banquero internacional me refutaba: “no esta en discusión la reevaluación china, solo se trata de que digan de cuanto va a ser, y cuando la realizaran”…es inminente me espeto.
En un escenario internacional como el actual, se mantendrán firmes las políticas monetarias de sesgo expansivo, aunque se eleve el riesgo de “recalentamiento” y aumenten las presiones inflacionarias, a partir del segundo semestre del 2011. El mundo por primera vez se encuentra frente al riesgo que varios países "pseudo desarrollados" enfrenten problemas, debido a sus evidentes excesos fiscales, aunque no conformes con su situación, siguen colocando deuda.
Los graves problemas que enfrenta Grecia, no son iguales a los de Portugal, España, Irlanda e Italia, pero estimulan el temor de una eventual cesación de pagos,-hasta hace poco, absolutamente imprevisible para el silencioso pensamiento económico dominante de los últimos 35 años-.

La deuda de Grecia, Irlanda, Portugal y España-sin las nuevas colocaciones-; equivale a 17 veces la deuda Argentina que cayó en cesación de pagos en 2001-el mayor default de la historia-. Ante esta realidad, defaults como los de Ecuador en 1999 por u$s 6,600 millones, Uruguay en 2003 por u$s 5,700 millones, parecen minúsculos si se los compara con un impensado default de España, cuya deuda es de u$s 725,000 millones. Pensar que hace solo 12 años, el default de Rusia-8 años antes, la segunda potencia mundial-fue de u$s 73,000 millones, contra la actual y absurda cifra de deuda de Portugal de u$s 161,000 millones.
Por otra parte, es una utopia pura creer que los países europeos con dificultades han de aplicar los anunciados planes drásticos de ajuste fiscal para bajar sus déficits entre 7 y 11 puntos de PBI, entre 2009 y 2013. Es imposible lograr ajustes de tamaña magnitud, en medio de un contexto recesivo y de progresiva impaciencia social. Ya se anuncio una huelga general en España. Se especula también, con que si el BCE sigue comprando (deuda publica) de países en problemas, en algún momento será el principal acreedor de la deuda de los mal denominados países “PIIGS”, junto con los fondos de pensión (lindo negocio para los pensionados) y, ello generaría un nivel de dependencia político fenomenal de Grecia y Portugal hacia los “fuertes de Europa”, esto es mas peligroso que si la deuda estuviese en manos del sistema financiero, teniendo en cuenta la historia europea del siglo XX.

Claramente mi expectativa hoy, es que tal vez a fin de año o principios del siguiente, Grecia no pueda cumplir con los requisitos de ajuste que se le han exigido. Allí se frena la entrega de fondos y, tarde que temprano llegara la reestructuración de su deuda.
Existe la preocupación que en un contexto de suba en los niveles de endeudamiento europeo-hoy volvieron a colocar deuda-aumente la desconfianza de los inversores en los gobiernos. Es obvio que se esta ganando tiempo, porque las desviaciones anteriores a la crisis y las actuales colocaciones de bonos, conducen hacia un callejón sin salida, con los daños políticos y sociales que nos podemos imaginar.

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