viernes, 12 de marzo de 2010

Los costos del BCRA

Sospecho que los guardianes de las reservas, estarán tristes. Proyectivamente, hemos perdido el equivalente a la mitad de los ahorros de los argentinos en disputa, que tanto celaron sus custodios.
Si tomamos la fuga de capitales de Febrero y anualizamos la cifra, en solo dos meses y medio perdimos el 50% del Fondo del Bicentenario, pero de esta manera, no para pagar deudas, sino para financiar una nueva fuga de capitales.
Los argentinos asistimos confundidos unos e indignados otros, a esta parodia que tanto ha perjudicado, y de ninguna manera defendido los ahorros de los argentinos. Llevamos alrededor de tres meses de sainete con las reservas del BCRA.
En el curso de cada jornada de esta insurrección financiera-y no de “autonomía”-, los defensores del statu quo nos permitieron ver con claridad, una nueva expresión del "contra poder", que no repara en ningún costo.
La lógica de las ciencias económicas fue ridículamente cuestionada y temporariamente suplantada, por la lógica de la obstrucción política.
El festivo acto de desafío lanzado por Redrado, hizo que sus "circunstanciales amigos políticos", fraguaran la sensación de protagonizar un hecho histórico.
El pueblo, la audiencia; pasamos horas siguiendo la evolución de los acontecimientos por televisión o Internet, viendo personas agolpadas frente al BCRA-a favor y en contra- que fueron rigurosamente seguidas por los medios que ayudaron a escalar los sucesos en forma cotidiana.

Martín Redrado, saliendo de 5 años de bajo perfil y majestuosidad financiera, paso a ocupar de repente las tapas de todos los medios, robándole cámaras al destacado Ricardo Fort.
Cada una de las interpretaciones que se dieron, remitían a la gente del común a una toma de posición ante el problema planteado, recreando la división y fogoneando una crisis potencial.
Gracias a Dios, una vez más; el riesgo país y las expectativas de devaluación en estos días regresan al lugar de comodidad, donde se encontraban antes de esta comedia de enredos. Otra estratagema institucional pergeñada por la política mañera, volvió a involucrar a los mercados que tuvieron un verano caliente.
Hoy los mismos operadores y tenedores de títulos acompañan los signos positivos del retorno a la sensatez que implica utilizar reservas genuinas para pagar deudas, sin nuevos creditos, ni pago de intereses. Suben los títulos públicos, baja el “riesgo país”, caen las expectativas devaluatorias en los mercados de futuros en New York, los tenedores de bonos vuelven a respirar, y todo parece indicar que la cordura ha regresado.
Pero no se haga ilusiones, no habrá tregua por parte de Al Qaeda; si bien el uso de reservas aumenta el respaldo que tenían los bonos, desde entonces se viene disparando sobre el “menor respaldo que tienen los depósitos”. Fogonear esto en el país de los Bonex confiscatorios de depósitos de Herman González-Menem y el corralito de Cavallo-De la Rua, donde la gente teme lo peor; es verdaderamente injusto. Esta nueva y solapada embestida, explica por qué el flujo neto de capitales del sector privado pasó de positivo a negativo desde el inicio de la crisis. En Febrero, la fuga de capitales estimada alcanzó los 1.200 millones de dólares. Un verdadero disparate, un ritmo que, anualizado, supera la velocidad de salida de capitales de 2009, cuando la monetización de la economía se detuvo, el crédito se redujo, y la economía se desacelero.
Todo esto, afortunadamente sucede, sin afectar el escenario de "inobjetable liquidez" que ostentan los bancos del sistema financiero argentino. Obviamente, todavía la colocación de préstamos no arranca, y la demanda de crédito es débil como consecuencia de la desconfianza instalada por los actores de esta “tragicomedia”, que nos intimida aun, contándonos acerca de eventuales tsunamis que podrían azotar la economía argentina.
Buscando la parte buena, lo que esta claro es que debemos volver a considerar una reforma integral de la Carta Orgánica del BCRA y el sistema financiero, sobre la base de rechazar o aceptar la idea que un tecnócrata sea el sustituto de los representantes elegidos por el pueblo para ejercer las decisiones financieras nacionales.
Mientras algunos desean mantener el statu quo trabajando horas extras para lograrlo, hablando de las bondades de la autonomía del BCRA; la democracia deberá crear nuevas opciones representativas, que exterioricen la legítima soberanía popular en las cuestiones financieras.

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