sábado, 2 de enero de 2010

"Los noventa"


La actividad económica, el consumo y las expectativas para los próximos meses son alentadores. Diciembre fue muy bueno y el año que comienza continuaría en esa dirección, si las ventas en Starbucks siguen firmes, como he comprobado. En la Argentina el aumento de los precios de bienes y servicios existe y, es el reflejo evidente de un proceso de reactivación, insinuado básicamente por el aumento en las ventas de los mercados: automotriz, motocicletas, bicicletas, electrodomésticos y materiales para construcción y refacciones de viviendas. En Buenos Aires el ruido a martillazos ya es semejante a los ladridos de los "perro vicas"-nueva moda- que pretende resolver la inseguridad de los dueños intoxicados de tanto lexotanil. Tal es la psicosis.
Si la recuperación esta en marcha, es hora de extraer algunas lecciones.
Aunque las consecuencias fueron menos graves para los argentinos que para muchos otros ciudadanos del mundo durante la crisis, el hecho que las figuras retóricas y los comportamientos de los países desarrollados y nuestro país fueran semejantes, parece que esta vez, no merece que nos detengamos en ello.
Visto desde el enfoque ortodoxo, la política económica argentina no debería haber ofrecido ninguna otra imagen que la de la austeridad en el gasto, aunque para esto tuviera que dejar de lado la compasión. Así las cosas, cabe preguntarse si seria necesario que exista la política económica. Si solo la austeridad fiscal y la ortodoxia monetaria-aun en medio de una crisis-son las actitudes concebibles, me pregunto donde estarían las otras opciones. Y, si en el enfoque neo conservador no existe otra opción, si tanto los limites del gasto como el contenido de las acciones contra cíclicas están limitados a la constitución de un fondo anti cíclico, para que seguir hablando de política económica.
La paradoja del discurso CAM* no estriba en negar la pertinencia de la noción de política económica, sino en eliminar todas las formas alternativas. Cuando se plantea que no hay alternativa, se destruye el fundamento mismo del principio de una decisión política. Por ejemplo, la estatización de las AFJP es una decisión política, que aplica a la elección de una fuente genuina de financiamiento, guste o no.
El problemas que se ha suscitado desde ahora, es que puede volverse a pensarse que existe espacio para la política económica, en un país que estuvo oprimido por el BCRA, el FMI y los pactos de negocios con cuanta figura de la presión institucional mundial-lobbies- ha sido posible. Ese espacio ahora fue ocupado por las políticas activas, las que en la actualidad concentran la atención de todos los países del mundo. Refrendo esto: “todo el mundo estuvo haciendo lo mismo que nosotros”, solo que muchísimo mas fuerte. Para convencerse que es así, basta con leer las paginas de Internet de todos los diarios y revistas del mundo.
Las reformas estructurales de los ’90, ofrecieron un discurso uniforme que respondía a una única posibilidad, que obviamente facilitaba el acceso a la gruta de las reservas. Durante mas de diez años se reemplazaron y sustituyeron las políticas monetarias y presupuestarias de los “años malos”, hasta que al final de los “años buenos”, las tan adecuadas urbanidades financieras, estallaron en mil pedazos (2001).
Mas liberalización, mas privatización y si eso no ocurre, viene un legitimo portavoz-como en estos días-, y nos dice que durante los ‘90, la seguridad jurídica y el ambiente pro negocios era mas favorable para los inversores del mundo.
Pero decía cuando comencé, que es hora de extraer algunas lecciones y preguntarse: quien ha sido el beneficiario de esas seguridades que aparentemente brindaba la Argentina en los ‘90? (Los inversores del mundo, segun este visitante)
Lo ocurrido en Argentina, a propósito de las privatizaciones y la seguridad jurídica a la cual se refirio este dignatario, nos conmina a la cautela y al análisis: cuando nos ponen de ejemplo un periodo, debemos analizar, quien es el que elogia, porque lo hace y, a quien revindica la apología del exegeta?*CAM: Confrontación Al Modelo

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