martes, 15 de abril de 2008

El mundo en alerta roja, Argentina entre cortes y quebradas


Con los cortes de ruta se quebraron las supuestas preocupaciones de algunos sectores que parecían ser genuinas.
¿Se puede hacer un cacerolazo defendiendo el paro, los cortes y consecuentemente el desabastecimiento, sin que al mismo tiempo se entienda que se está estimulando el aumento de precios de los productos que escasean por la misma causa.
Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, pidió una acción internacional inmediata para hacer frente a la situación de emergencia en varios países. Dominique Strauss-Kahn director del FMI, opina que la inflación ha vuelto por el aumento de los alimentos y que ésta situación puede afectar la reducción de la pobreza. El ministro de Agricultura de Francia, Michel Barnier anunció que pedirá a la Unión Europea que adopte una diligencia por la seguridad alimentaria en todo el mundo. El Comisario Europeo para el Desarrollo, Louis Michel, advirtió que se perfila una crisis alimentaria mundial, con el efecto potencial de una verdadera tragedia. El primer ministro británico, Gordon Brown, instaló el alza de los alimentos en la agenda mundial del Grupo de los ocho países mas desarrollados del mundo (G8) para neutralizar el incremento, afirmando que existen casos exuberantes, citando el arroz y el trigo.
El primer ministro de la India, Manmohan Singh, dice que el incremento de los alimentos y las materias primas complicarán las políticas de contención de la inflación y dañarán la estabilidad macroeconómica en la India.
El incremento de precio de los alimentos ya ha provocado impetuosas manifestaciones, en países como México por las “tortillas”, pasando por Egipto, Pakistán, Haití y Senegal, entre otros damnificados.
El mercado mundial de los commodities y los alimentos derivados está muy delicado, y la mayoría de los países está en alerta rojo por esa situación extraordinaria. Mientras tanto en la Argentina se discute si es viable la intervención del Estado en materia de retenciones y subvenciones para equilibrar el grado de prosperidad e infortunio promedio de la población. Saque sus conclusiones.

viernes, 4 de abril de 2008

Dios nos ayudó, Keynes funcionó




Hace siete años, luego de tres años de caída constante del PBI, mientras proponía soluciones en los medios que por aquel entonces, estaban cercados por el “pensamiento único”; escribí un artículo titulado, “Un repaso sobre la teoría keynesiana”. Una versión resumida de un documento extenso que publicó Ámbito Financiero a principios de 2001.
Recuerdo aquel momento como si fuera hoy, porque la mayoría de los economistas “neo clásicos”, querían lapidarme a causa de esa nota.
Nunca intenté descalificar el enfoque neo clásico, ni tampoco exaltar desmesuradamente el keynesianismo. No obstante resulta imprescindible ser “entendido de los tiempos que vivimos”. No se trata de capitalismo y comunismo como muchos lo asemejan; ambos enfoques económicos (Neo clásico y Keynesiano) se encuentran a mano y dentro del sistema capitalista, respondiendo a diferentes necesidades de los ciclos económicos.
Yo decía que el proceso de recuperación de la economía argentina involucraba la corrección de una demanda insuficiente que estaba causando problemas en la sociedad. Si a usted le preocupa discutir salarios con un sindicalista, recuerde que el “piquetero” es un retrato oriundo de la década del noventa, con altas connotaciones clasistas y combativas; hoy en retroceso.
Agregaba en ese mismo artículo, que algunas economías pueden sufrir ciclos de contracción, por una demanda insuficiente, provocando tasas de desempleo involuntarias. Entre 1991 y 1998 el PBI de Argentina había crecido casi sesenta por ciento, y la desocupación se había multiplicado por tres.
Los gobiernos pueden contrarrestar esa situación, haciendo uso de los instrumentos de política macroeconómica, y pueden reducir la desocupación aceleradamente. Algunas veces expandir la oferta monetaria, bajando las tasas de interés, a través de la acción efectiva del BCRA no es suficiente para estimular la actividad económica en forma inmediata (i.e. Estados Unidos hoy en día). En estos casos la ayuda del gobierno puede ser bienvenida por los actores de la sociedad, como hoy en los Estados Unidos.
Lo que yo decía entonces era que en ese contexto, luego de muchos años de un enfoque económico diferente, se hacía necesario hacer un repaso del libro “Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero” (1936), tal vez por la caducidad y el descrédito en que había caído la obra, luego de treinta años de ausencia. Hace pocos días alguien me llamó “Sudaca", "cepalino”, haciendo alarde de un nivel de intolerancia rupestre. Un economista amigo dijo en televisión que algunos economistas estudiaron en Calamuchita, como si los únicos que debieran opinar sobre economía fueran los egresados de aquella cuestionada universidad donde el mismo se graduó...
Lo cierto es que hoy crece el consumo, y la política económica pasa por la profundización del modelo “productivo”.Seguir impulsando a fondo la absorción doméstica mediante políticas públicas de crecimiento,enfrentar la inflación con medidas heterodoxas y redoblar los esfuerzos para estimular la expansión de la oferta agregada, a través de incentivos fiscales, facilitando el financiamiento de más largo plazo a la inversión; este ha sido y sigue siendo el caso de la Argentina. El gobierno tomó la decisión de expandir la economía desde 2003 hasta el momento, haciendo que las tasas de crecimiento del PBI, alcanzaran 8,8% promedio anualizadas. Durante el mismo periodo, la industria creció a tasas promedio de 9,3% anual. Esa sorprendente tasa de crecimiento se produjo a pesar de los significativos aumentos en el precio del petróleo y la saturación de la capacidad instalada del resto de la energía. También allí se interesó el gobierno, tomando medidas y acciones en el marco de apoyo al crecimiento.
Una expansiva política fiscal y monetaria, con incrementos en el salario real, y férrea administración de tarifas de transporte y energía, impulsaron el crecimiento del consumo local. A su vez el BCRA evitó que la cotización nominal del dólar descendiera, con el objeto de que la inflación no socavara las ventajas competitivas que ofrece un tipo de cambio alto. En lo concerniente al comercio exterior, los precios de nuestras exportaciones siguieron creciendo como algunos habíamos previsto, aún el fenomenal aumento de las importaciones no agrega signos de peligro al permanente superávit de la balanza comercial.
La firme convicción de impulsar el crecimiento, nos hace pensar, de cara al 2008 que habrá consolidación en el manejo de la demanda agregada. Una política de ingresos algo más expansiva, con incrementos salariales del orden del 19.5%, una política fiscal que también luce más expansiva que en 2007, mientras paradójicamente crece el superávit primario y existe una cierta desaceleración en el ritmo de expansión del gasto público.
A pesar de haber enfrentado una crisis fenomenal, la economía Argentina salió adelante y su PBI creció a altísimas tasas por seis años consecutivos.
Mientras tanto, si usted es empresario y sigue escuchando economistas en desacuerdo con la política que hasta aquí se aplicó, como lo vienen haciendo hace seis años, dígale simplemente, “por favor, ya no se justifique”, no quiero perder mas dinero.