jueves, 8 de febrero de 2007

Dieciocho trimestres de crecimiento



Con la actual política económica se ha logrado mantener un proceso de crecimiento sostenido que lleva dieciocho trimestres consecutivos (desde el segundo trimestre de 2002 hasta el cuarto trimestre de 2006) acumulando un total de 46%, y probablemente se conserve por lo menos por un año más, con altas probabilidades de superar el 50/ 53%.
Sin duda, 2007 será un año de aumentos de salarios, posibilitados por la aproximación del sindicalismo y los gobiernos peronistas. Una unión que solo fue afectada durante ocasionales incursiones de ministros extra partidarios, durante los años noventa.
La política fiscal seguirá siendo expansiva, flexibilizando un tanto los recursos excedentes, teniendo en cuenta que el superávit lo permite-la recaudación de Enero de 2007 superó en 30% a la recaudación del mismo mes de 2006-. Ya se dispuso un aumento del 13% para las jubilaciones a partir de enero de 2007, y puede llegar otro refuerzo durante el año. No se descarta un aumento de los sueldos públicos, continuando con el objetivo de lograr una mayor participación de los sectores bajos y medio-bajos en el ingreso nacional. El papel de la obra pública continuará siendo valioso, el gobierno anunció que durante el año seguirá firme. Seguramente, y en forma consistente con esta política económica, se intentará mantener el precio del boleto de colectivo, subterráneo, trenes, luz, gas, y agua en las casas particulares. El Banco Central de la República Argentina proseguirá comprando dólares para mantener el valor de la divisa por encima de los tres pesos, alentando la producción nacional y las exportaciones; mientras se desalientan las importaciones de todo aquello que se puede producir en la Argentina. Las tasas de interés reales continuarían en niveles levemente negativos y el crédito seguiría creciendo. La política de seguimiento de precios, seguirá siendo un instrumento medular. Todas las estrategias de estímulo: a los ingresos, subsidios a los servicios públicos, retenciones a las exportaciones, y controles para administrar la evolución de los precios internos y animar la demanda doméstica-el consumo y la inversión- representan el contrasentido más absoluto de los últimos 30 años de política económica en la Argentina.
Con las retenciones a las exportaciones, se ha logrado hasta el momento disociar el precio interno del precio internacional cada vez que un producto o derivado ha mostrado una tendencia al alza, procurando mantener bajos los precios internos y defender el poder adquisitivo de la población. De esta manera, cuando subió fuerte el precio internacional del petróleo, el gobierno aplicó retenciones móviles al petróleo crudo, negociando con las petroleras la inmovilidad de los precios de las naftas. Cuando empezó la suba de la carne, se procedió del mismo modo, incluyendo la suspensión de las exportaciones que producían desabastecimiento y aumento de precios en los cortes.
La gran preocupación de un gobierno nacional y popular, es mantener el poder de compra de los consumidores. En ese sentido, en 2006 las intervenciones o controles de precios, pudieron aportar fuertemente a los objetivos del gobierno, notándose una menor tasa de inflación, la cual afecta a los sectores más pobres. Se buscó evitar que subieran los precios de aquellos productos en los que los sectores de menores recursos gastan efectivamente casi todo su ingreso. Este año la lucha contra la inflación será el desafío más duro que deberá enfrentar el gobierno.
Las políticas intervencionistas generan distorsiones (la inflación medida fuera de los ítems del INDEC, ha sido de alrededor del 13%, en lugar del 9,8% oficial), y en algún momento del futuro, con el tiempo; podrían verificarse correcciones o ajustes que lucen inevitables. En la Argentina de hoy, no existe otra alternativa de política económica consistente con el momento-año de elecciones- ni con la voluntad política de quienes dirigen los destinos de la Nación.
Paradójicamente la intervención del gobierno en los mercados que solía aparecer tan perjudicial para las inversiones y la actividad en general; en estos años mejoró las perspectivas electorales del oficialismo, lo cual a su vez, generó un horizonte de previsibilidad que nos alienta a realizar nuevas inversiones en 2007. Podemos tomar créditos en pesos con cuotas fijas, fabricar productos que sustituyen importaciones, iniciar negocios que estén relacionados tanto con el consumo, como con las exportaciones de bienes y servicios. Un año para aprovechar, si todo continúa su curso normal. Siga haciendo lo que está haciendo con tranquilidad, o con más entusiasmo en 2007. Si todavía tiene miedo, ya se perdió más de 3 años, desde que le anticipamos lo que ahora se está comprobando. ¡Ánimo, otro año más de crecimiento!