jueves, 2 de junio de 2005

Argentina año verde

La Argentina inició su recuperación a mediados de 2002, luego de cuatro años de depresión económica y de haber sufrido la crisis más profunda de los últimos 150 años. Desde el momento en que comenzó la enmienda, la economía está por alcanzar 13 trimestres de crecimiento consecutivo y 28 % de aumento acumulado del producto bruto interno, (de abril 2002, el peor momento de la crisis, hasta el presente). Para este año las proyecciones de crecimiento son de alrededor de 7% entre el consenso de pronosticadores que se equivocó por lejos en sus proyecciones anteriores.

Aunque comienza la puja por el ingreso, con protestas, huelgas y cortes; el empleo ha seguido recuperándose. Se han creado más de 2.7 millones de puestos nuevos de trabajo, de los cuales casi el ochenta por ciento corresponden al sector privado de la economía. El desempleo ha ido descendiendo y en la actualidad se ubica en el 12%, muy por debajo de los picos de casi 25% del primer trimestre de 2002. Para los modelos vigentes hasta la convertibilidad, la desocupación es aproximadamente el doble y se requieren mayores esfuerzos para continuar reduciendo los índices. La mayor ocupación producto de la salida de la recesión permitió que 3.2 millones de personas hayan salido de la situación de pobreza y 3.5 millones de la indigencia, no obstante los indicadores continúan muy altos en términos históricos. Este crecimiento con generación de empleo se ha dado en un contexto de inflación moderada, que está proyectada para el 2005 entre un 8-11%. La continuidad del crecimiento se apoya en la importante recuperación de los niveles de inversión que ya han alcanzado niveles superiores a la década de los noventa, llegando al 21% del PBI. Esta inversión se ha financiado con mayores niveles de ahorro interno, lo que asegura el financiamiento del crecimiento hacia adelante, y se ha repartido de manera más pareja entre sectores, regiones, y actividades favoreciendo un crecimiento más compensado con mayor inclusión social y mejor distribución del empleo y los ingresos. Un importante descanso de este crecimiento, es una solidez fiscal como hace cincuenta años no se lograba, y esto ha dejado sin libreto a los mismos que proclamaron por 30 años la necesidad de lograr la solvencia fiscal ínter temporal, aunque jamás la implementaron cuando tuvieron oportunidad de hacerlo desde el gobierno. En 2004 las cuentas públicas mostraron un fuerte superávit a nivel primario (3.9% del PBI). Por segundo año consecutivo y por vez primera vez en muchas décadas tanto el gobierno nacional como las provincias mostraron excedentes fiscales. Argentina es hoy la envidia fiscal de los economistas más ortodoxos y ultra liberales aunque no quieran reconocerlo, el superávit primario consolidado fue superior al 5% del producto bruto interno. El tipo de cambio se ha mantenido estable en términos nominales, mientras que en términos reales permanece en niveles que favorecen la producción y el empleo. Se han acumulado reservas por casi 23.000 millones de dólares, y en el 2004 el superávit de la balanza comercial alcanzó a aproximadamente el 8% del PBI. A diferencia de otros años con balance comercial positivo, esto fue logrado en un contexto de importante crecimiento de la economía, y con exportaciones que han marcado en el 2004 un récord histórico, con una notable diversificación de mercados además de un fuerte incremento en las exportaciones industriales, aquellas que le agregan valor en términos de trabajo argentino a nuestros envíos.


Anteriores planes económicos oportunamente, produjeron efectos positivos transitorios, pero a esta altura ya habían acumulado desvíos cambiarios y fiscales notables que gracias a Dios en el actual contexto no existen. ¿Cuál será el secreto para consolidar la economía Argentina?


Dos pequeños aportes a modo de introducción:


En primer lugar el crecimiento debe ser inclusivo y equilibrado en base a una mejor distribución del ingreso. Esto contribuirá al combate contra la pobreza y otorgará justicia a un pueblo que ha sufrido las consecuencias de los errores de todos los gobiernos de turno, incluyendo los sofismas de los organismos multilaterales de crédito. En segundo lugar es necesario proclamar otro "no más". Pero esta vez, un "no más económico, que involucra el manejo de la deuda externa que en solo 30 años pasó de 8.000 millones de dólares en 1976, a más de 190.000 millones recientemente, antes de su reestructuración. Regresando a 2001-2002, una situación semejante de crisis con injusticia social, despilfarro y endeudamiento, solo pudo ser concretada con salvoconducto y participación de diferentes actores internos y externos de la Argentina.