jueves, 20 de julio de 2000

Ambito, Los beneficios del comercio internacional

Los fundamentos de ¿porque los países comercian entre si?, obviamente obedecen a los formidables beneficios que obtienen del comercio internacional. En nuestros días, estamos asistiendo a un fuerte crecimiento del volumen del comercio mundial de bienes y servicios que proyecta para el año 2000 un 10,4 por ciento de incremento, una tasa sin precedentes en la historia reciente(Fuente=OECD-Mayo 2000). Ciertamente unos y otros países pueden comprar productos a mejores precios en otras latitudes que en su propia Nación y lo hacen. Sin embargo, como perseveramos en esta columna, para financiar sus importaciones, ningún país puede tomar deuda externa o privatizar empresas y organismos del estado en forma indeterminable. Evidentemente para pagar las mercancías que compra, un país tiene que generar fondos genuinos vendiendo sus propios productos, pues el comercio requiere un cierto orden de compensaciones en término de divisas en un plazo determinado. Es en atención al análisis de este irremplazable y conveniente intercambio que los países deciden su estrategia de especialización y descubren su foco en la actualidad.
La especialización, una habilidad que desarrolla y potencia la producción, consiste en concentrar esfuerzo y dedicación a la identificación de ventajas competitivas sustentables en el tiempo en términos de: más bajo precio, obteniendo atributos diferenciales, frente a otros competidores. Logrado esto, el incremento constante de colocación de mercancías propias en terceros países, contribuye como consecuencia a la generación de fondos y esto a elevar el nivel de vida de una población. Es obvio que solo con recursos es posible adquirir en el exterior los productos que le resulta mas costoso producir en el mercado interno. Precisamente y en forma coincidente con las necesidades de lograr competitividad(ver Ambito del Comercio Exterior 15/6/2000), al enfocarse una estrategia hacia ciertas actividades, se logran economías de escala, reduciendo costos y aumentando la producción.
En la década del 90, para canalizar los aumentos de producción no hubo mejor noticia que la globalización de los mercados, que nos desafío como nunca a aprovechar el mundo entero como un solo gran hipermercado. No obstante, países sin estrategia de productos, lanzados a producir todo tipo de bienes y servicios para exportar, sin considerar el impacto de la globalización estuvieron en problemas y en poco tiempo más tuvieron que reconvertirse.
Si bien decimos, que el comercio internacional en términos generales, eleva la calidad de vida de la población, es cierto también que complementariamente al “ efecto especialización- globalización ”, generó complicaciones socio económicas en el mercado interno con los diferentes intereses de la economía nacional. Casi siempre había ocurrido en el corto plazo que los trabajadores y empresarios de determinados gremios en un país con menores ventajas a nivel mundial salen perjudicados, mientras la economía se va adaptando a las nuevas reglas de juego. Nosotros no y los índices de ocupación general así lo revelaron.
Pongamos un ejercicio práctico. Señalemos que muchos argentinos desde hace una década, estamos disfrutando de mejores precios y calidad en los electrodomésticos en forma creciente año a año. Esto es posible gracias a los aumentos de eficiencia emergentes de la especialización de los países del sudeste asiático. No obstante, los gerentes, empleados y operarios de las empresas nacionales fabricantes de televisores, radios o lavadoras en Argentina han perdido su empleo, han presentado quiebra o se les ha hecho muy difícil la vida en términos de bienestar.
A esta altura, relacionado el ejemplo presentado, para exaltar el apremio, uno estaría tentado a decir: hagamos entonces un análisis costo/beneficio de ganadores- perdedores con metas económico – sociales para ver ¿cómo seguimos?
Todo un conflicto desplazado ya, mezcla de ideológico y científico que por 50 años tuvimos los argentinos podría volver a reeditarse.
Ya sabemos cada cual hoy, que frente al paradigma presente se necesitan dólares y puestos de trabajo en la economía real, más que discusiones y disputas impenetrables. En esto hay acuerdo general: “tenemos que multiplicar las exportaciones”.
Aumentando las exportaciones, elevamos la producción a un nivel superior de actividad económica que a su vez, creará más demanda interna, mayor ocupación y operará como incentivo extra para que vengan más inversiones. Finalmente más exportaciones generan más recursos disponibles para afrontar importaciones esenciales para el progreso y para atender los servicios de la formidable deuda externa, mejorando al mismo tiempo las relaciones entre la comunidad internacional de negocios y los distintos sectores favorecidos y afectados de nuestra sociedad.

domingo, 2 de julio de 2000

Necesitamos exportar mas

En voz baja a los funcionarios del Sector Público, los Organismos Internacionales y las Grandes Calificadoras de Riesgo le hicieron conocer que el principal impedimento para obtener el “investment grade” que recibió México, es la baja proporción de su Comercio Exterior en relación con el P.I.B. ,especialmente con las exportaciones. Mientras Argentina llega con mucha dificultad al 9,3 por ciento, México supera el 24 por ciento. Ni mencionar el coeficiente Deuda Externa sobre Exportaciones de Bienes, donde Argentina gana por goleada 6 a 1.
En cuanto al Sector Privado, podríamos escribir una guía con las frustraciones que experimentan las empresas para lograr mantenerse en esta “economía recesiva” que bate el récord de todos los tiempos. Esto es solo el marco de ciertas actividades que desempeñan un rol en mortificados sectores del mercado interno, donde habitualmente se ven apremiados enfrentándose con modas, cambios de hábitos alimentarios, paros y otros inconvenientes.
En el sector exportador, hay muchos casos del tipo que los consultores admiran y tratan de imitar para sus clientes. Me refiero a las empresas bien dirigidas, que están atentas a la visión competitiva internacional. Las que escucharon con atención a sus clientes del exterior, las que invierten agresivamente y terminan conquistando un mercado. Empresas como Arcor, Pescarmona y Techint venden productos manufacturados, con mano de obra argentina en un país como China, no en el Mercosur.
Quizá el paradigma podría enfocar el caso de nuestros vinos, cuyo crecimiento en participación de mercado nos colma de satisfacción hasta la euforia en estos últimos tiempos. Durante el primer cuatrimestre aumentaron los envíos del sector en más de 20 por ciento, correspondiente a 30 millones de litros (casi un litro por habitante) que generan 42 millones de dólares en divisas para el país. Otra buena noticia es el restablecimiento de las relaciones comerciales con Irán, que nos abre el camino para aumentar las exportaciones de cereales. En China se despeja la contingencia que nos permite superar las 5.865.000 toneladas que compraron en la cosecha 1998/1999. La mejora en el precio del petróleo nos deriva casi 800 millones por ventas de combustibles. El sector industrial del acero , la fundición de hierro, las máquinas y aparatos con remesas de carne y pescado sumarán fuertes entradas en respuesta a la modificación de las alícuotas de reembolsos a las exportaciones que impulsó el paquete pre competitivo. Los Norte Americanos nos levantaron la veda que impedía entrar los productos cítricos y San Miguel del grupo MBA ya calienta los motores, teniendo en cuenta que Argentina es puntero en la tabla de posiciones de producción de limones y sub productos cítricos. Pero los mercados externos y las exportaciones vistos como una respuesta a las Calificadoras de Riesgo por el Estado y la recesión del mercado interno por los hombres de negocios, no son mecanismos de punta y pueden convertirse en una potencial amenaza futura.
La tarea del Gobierno y el Sector Privado es asegurar que las exportaciones sean ponderadas por políticos y empresarios, sin poner en riesgo en el futuro las relaciones con los clientes del exterior en términos de sustentabilidad en el tiempo, proveyendo a la vez rentabilidad para las empresas y crecimiento para el país.
Estos dilemas serán resueltos solo cuando se tomen en cuenta dos aspectos fundamentales. Por una parte, la necesidad de vender en todo el planeta organizando cuidadosamente misiones comerciales mixtas. El otro capítulo, se escribe entendiendo que Argentina tiene necesidad de crear valor económico en forma creciente y para ello necesita exteriorizar responsabilidad en el desarrollo de los negocios a largo plazo.